Terapia Gestalt

Gestalt

Nació de las manos de Laura y Fritz Perls, quienes provenían del psicoanálisis. Influenciándola así con ésta y otras fuentes como el teatro, la terapia grupal, la terapia corporal (Bioenergética, Rolfing, Feldenkrais…) y las filosofías orientales como el Budismo y el Taoísmo. La Gestalt se trata más de una actitud, que de un conjunto de técnicas

 

 

La Gestalt entiende el proceso de crecimiento personal como un camino de sensibilización a través de la espontaneidad, la expresión genuina y la conciencia de quiénes somos y los que nos pasa. 

 

 

Nos conduce a un lugar interno de intuición y confianza, a través de la silenciosa sabiduría de nuestro organismo. Nos impulsa a vivir de forma plena, libre y abierta. Intensificando nuestros sentidos para conectar con el momento presente. Viviendo con los pies en la Tierra, asumiendo nuestra experiencia vital, desde el apoyo en nuestra propias capacidades, apreciando lo obvio; lo que simplemente es.

 

Desde la Gestalt ponemos el foco en cómo nos relacionamos con nuestras necesidades. Es decir, en cómo es nuestra capacidad de contacto y retirada cuando nos movilizamos para satisfacerlas. Entendiendo el contacto como la parte en que interactuamos con el mundo para lograr el satisfactor (alimento, casa, relaciones…) que elijamos en cada necesidad que surja (subsistencia, protección, afecto…). Y la retirada, como el acto de soltar dicha experiencia para volver a estar disponibles cuando ésta ha sido satisfecha. Ese ciclo de contactar y retirarse, está totalmente ligado al sentido gestáltico del equilibrio. Tomar conciencia de cómo nos interrumpimos en su curso, nos ayuda a darnos cuenta de los protectores y creencias que conforman nuestro modo limitado de estar en el mundo.

 

Esas partes protectoras y creencias, también hacen que a menudo nuestro autoconcepto sea muy reducido. Pues creemos que solo somos una serie de cosas ligadas a la identidad que nos hemos ido construyendo capa a capa, en contraposición de otras. La Gestalt actualiza la tradición taoísta de las polaridades y nos ayuda a ver que no somos una sola cosa, si no una y su contraria. La luz depende de la oscuridad, definir el bien es definir a su vez el mal… etc. Esta mirada nos abre a un permiso interno para atrevernos a expandir nuestra autoconciencia, nuestra capacidad de entrega a lo que es, flexibilizándonos ante las situaciones cambiantes que la Vida nos presenta, y a las que en ocasiones nos negamos a vivir debido a nuestra idea de cómo debe ser lo que Es